viernes, 21 de noviembre de 2008

"Capacidades Femeninas"


Hoy quiero destacar dos capacidades netamente femeninas que cada día dejan más estupefactos a los hombres:

1. La capacidad de las mujeres para guardar hasta lo más impensable en sus bolsos.

2. La capacidad de nuestros bolsos/carteras para poder guardar en su interior tantas cosas.

No existe hombre sobre la tierra que no haya vivido la experiencia de ver cuando se inicia la importantísima y difícil tarea de buscar las llaves.

El primer paso altamente tecnificado de esta operación, consiste en sacudir el bolso, dado que si al hacer este estrepitoso ejercicio, suenan en el interior un conjunto de llaves, es que por ahí deben de estar. No conozco, a la fecha, mujer que no ejecute este primer paso.

Es de ley. Suenen o no suenen las llaves, pasamos a la segunda fase, o sea, la etapa táctica. Le llamo táctica no por su estrategia, sino porque metiendo nuestra mano en el bolso y a base de puro tacto, recorremos todo el interior buscando las mentadas llaves. Esto evidencia una vez más y de manera contundente que nuestros sentidos están desarrollados mucho más que en los hombres.

Aquí es donde ellos quedan perplejos, ya que el hemisferio racional de su cerebro (o sea el único) no logra procesar que podamos estar tan bien equipadas para enfrentar cada jornada.
Todas sabemos que en un “bolso/cartera tipo” encontraremos: cepillo o peine para el cabello, rímel, polvera con espejo (normalmente, el espejito está hecho un asco), agenda de papel o electrónica, bolígrafos (2 cuando menos y uno de ellos no sirve), billetera tamaño jumbo con fotos de la familia, ,…A estas alturas del inventario, ellos se sienten desbordados, desesperados, abrumados y hasta pueden fantasear con que aparezca una bazooka o una llave cruz del interior del mencionado bolso. Pero no!!!!!!!!! Nosotras no llevamos cosas innecesarias, sólo lo previsible.

Continúo con el inventario anterior: encendedores (3, uno de la dueña del bolso, uno que no sirve y uno más del cual se desconoce su origen), - hago la aclaración de que el hecho de que traiga encendedores no implica que la portadora fume como loca, lo usamos eventualmente para calentar la punta del lápiz delineador por ejemplo; todo tiene un por qué en esta vida - , lápiz labial (por lo menos 2 - entiéndase dos tonos distintos), libreta de teléfonos, teléfono celular (el mismo que nunca escuchamos porque está “allí”), batería de repuesto y cargador, estuche con lentes (para el sol, siempre, aún cuando salgamos de casa a las 9 de la noche), estuche de lentes recetados, pastillero (ó en su defecto la caja completa de la droga “recetada” que consumimos en el momento), costurero portátil, pinzas depiladora, paquetito pañuelos descartables, estampita de San Expedito, crema para las manos, agua termal para mañanas difíciles, un chocolate o chicles de menta.

Después de realizada esta labor de inventario, podemos concluir por fin, que en el interior del bolso no están las llaves. Resulta ser que las re-mentadas llaves y con nuestra sabida previsión, las habíamos dejado “a mano”, o sea en el bolsillo del saco o de los jeans.

Para finalizar mi alegato Su Señoría, afirmo rotundamente que por lo antes expuesto y por otras razones que no se relacionan con el caso, es que a los hombres les resultamos tan irresistiblemente encantadoras…

"¿Son o Se Hacen?"



(Sábado por la tarde. En la mesa de un bar tres jóvenes treintañeras charlaban animadamente, café y gaseosas de por medio ajenas a lo que sucedía a su alrededor...)

Durante largas horas estuvimos con mis amigas tratando de armar algún patrón que nos ayude a entender la conducta tan impredecible de los hombres “disponibles” que aún quedan. Coincidimos en que no es un tema de edad, de estado civil, si tiene hijos o no, que no es determinante su nivel académico, nivel económico, etc., etc.

Las anécdotas se sucedían en busca de una señal que nos revelara ¿Qué buscan en una mujer los hombres de hoy? ¿Independencia?, ¿Compromiso?, ¿Sexo?, ¿Exclusividad?, ¿¿¿¡¡ UN MIX DE TODO!!??? ¿¿¿¡¡NADA DE ESO!!??? Por supuesto que los sentimientos los habíamos descartado desde el principio, ya que a esta altura de nuestras vidas tenemos totalmente asumido que para ellos es un tema secundario... es más, podríamos decir que es casi exclusivo de las mujeres.

Nos despedimos en la vereda y cada una se encaminó para seguir con sus compromisos. Me sentía extrañamente bien... había comprobado que no era “yo” el motivo de esos encuentros vacíos y predecibles; que en realidad hay cientos, y por qué no, miles como nosotras.

Entonces decidí caminar y seguir desenmarañando esa difícil telaraña que es entender algunas actitudes de los hombres. ¿Les gustará realmente las mujeres “difíciles”?, ¿Los ahuyentará que una mujer a esta altura de su vida, se sienta cómoda y feliz en lugar de desesperada y frustrada?, ¿Por qué extraña razón al final de la primera cita no son capaces de decir “lo pasé muy bien, nos mantenemos en contacto, suerte!” y prefieren propiciarnos una sarta de “gestos románticos” durante la velada mientras nos cuentan lo solos que se sienten y su necesidad de tener una pareja?, ¿Y cuando recitan eso de “para tener sólo cama con alguien, voy directo y pago”?, ¿¿¿¡¡¡Realmente piensan que nosotras no nos damos cuenta!!!????

Por ahora me quedo con la satisfacción de haber respondido con mi mejor sonrisa de “Gioconda” en el momento de escuchar alguna de esas frases.

Finalmente debo reconocer que a veces pienso en los hombres como crucigramas: son difíciles, complicados, y una nunca está segura si la respuesta es correcta hasta que finaliza...