martes, 12 de octubre de 2010

¿SÍNDROME O PATOLOGÍA?


Ésta es la pregunta que planteo a partir del ejmplo de individuo que presento hoy: el “homo fugus rápidus” también conocido como “hombre en fuga”.

Esta clase de individuos son de apariencia normal, con carácter muy agradable, empáticos, perfectos anfitriones, pero que llegado cierto momento… “DESAPARECEN”. Sí, es así de sencillo, ya no responde a llamados o emails. Algunas afortunadas pueden tener noticias del sujeto justo cuando se estaban recuperando de tantos interrogantes sin respuestas, charlas desesperadas con amigas en busca de una contención y opiniones/consejos sanadores, kilos de chocolate/helado consumidos, horas de peluquería y shopping en vano… Por lo general el discurso para justificar semejante acto digno de David Copperfield es: _ Me di cuenta de que sos una gran mujer, divina, tierna, podría decirse que casi ideal (… y se me presentaba a la Madre Teresa) , y yo no te me merezco, porque en este momento de mi vida…, bla, bla, bla.

En ese momento puede ser que experiementemos sensaciones diversas como:
a. Pensar que somos protagonistas de una tragi-comedia reality con cámara oculta.
b. Vomitar de manera desenfrenada y patética nuestra histeria por lo padecido.
c. Escuchar pasivamente todo el speach, con un notable instinto masoquista, decirle que lo entendemos y dar vuelta una hoja más de nuestro cuaderno de vida.

Finalmente lo que sí puedo afirmar mis queridas ingenuas es que estos hombres no son conscientes en ningún momento de lo que hacen, dicen o provocan, así van por la vida felizmente, y lo que no deben olvidar: “NO CAMBIAN JAMÁS”… ¿quedó claro?

martes, 5 de octubre de 2010

MOSQUITA MUERTA


En mi verborragia por canalizar ira comencé a buscar las diferentes acepciones para esta expresión. Finalmente me quedo con un mix que hice con un post del blog Idómita, quedando algo así como:
“Dícese de aquella individua que aparentemente es inofensiva, que no destaca ni por su belleza ni por su talento, pero que detrás de esta pantalla genera el escenario perfecto para concretar sus planes”.
A esto agrego en este caso en particular, insulsa, egocéntrica, con tono monocorde, desubicada, desorientada, esbelta, bien casada y no sé aún por qué m... trabaja cuando aparentemente no lo necesita.
Sí mis queridas seguidoras, algunas de ustedes posiblemente ya sepan de quién hablo y no tardarán en decir: -Vero, no te parece que sos muy dura?, -Verooo! Pero si es re tranqui, por qué decís eso?.
Debo convivir durante 10 ½ horas en la oficina, (definido por mi como “Mi Primer Hogar”), me pagan por atender personal/telefónicamente de manera cordial y educada, función que muchísimas veces se convierte en servil y denigrante, la gente está cada vez más nerviosa, ansiosa y maleducada (no con los altos mandos, por supuesto).
Declaro que en la convivencia soy de las que puedo tener diferencias con alguien sin que ello vaya en desmedro de las labores, que traducido sería: -me podés caer muy mal, podemos no estar de acuerdo en muchas cosas , pero jamás te voy a joder en el laburo, ¿ok?. Aclaro esto porque soy de las que piensan que cuando alguien trabaja es porque lo necesita económicamente o vocacionalmente y no estoy de acuerdo con que alguien ocupe un puesto/cargo sin cumplir con alguna de las condiciones. (¡ni hablar si hilamos fino!)
A esta altura mis nervios calmaron y como se imaginarán la mosquita es alguien con quien convivo desde hace un par de meses y cumple perfectamente con el perfil definido.
Estimadas bloggeras, gracias por su contención, las quiero! Sé que en sus entornos alguna vez habrán tenido que usar la vieja y querida “palmeta” (se me cayó el calendario) para sacarse de encima a este insecto indeseable. ¿me equivoco?, mmmhhhh... ustedes dirán.