¿”ÚNICA” O “UNA MÁS”?

Lunes, primer día de la semana. Siempre es difícil, pero my best effort no fue suficiente...
Estuve recluida en casa desde el viernes, con dolor de oídos y migrañas que por momentos hubiera querido darme con el picaporte de la puerta contra la cabeza hasta no sentirla más... Ah, eso sí, sin fiebre ni resfrío.
Desde mediados de la semana pasada todos los días cuando me levanto lo primero que veo en el espejo es la cara de un gran sapo hinchada, y con un leve parecido ¡¡a mí!!! (¿¿acaso el hechizo se romperá cuando por fin reciba el tan deseado beso de mi príncipe??)
Por el contrario a mi rutina, estoy durmiendo no menos de 8 horas para ver si me alivia... pero no hay caso.
Antes del salir al mundo exterior y encaminarme al trabajo me unto suficiente vaselina y tomo un par de “agarombas” por día y que nada me turbe... que nada me altere (aún más)... pero tampoco resulta.
¿Qué puede estar provocando que una mujer como yo (joven, viuda y estanciera), en la plenitud de su vida, espléndida, disfrutando de la vida a los “cuarenti” esté en este estado de decrepitud, desgano, ansiedad, inconformismo, pasividad, hipersensibilidad, intolerancia, etc, etc, etc,? Tal vez puedan ser esos kilitos de más que siento tener, ¡y tengo!(I don’t know why…?!).
¿Será acaso que promediando el mes no quiero ni pensar cómo haré para llegar hasta el final?
¿O sencillamente un detalle como que “ella sólo quiere que la quieran”, pero no tiene quién? (quien la contengaaaaa!!)
Por último tengo dos posibilidades con pocas chances pero que siempre hay que considerar: soy una de tantas mujeres que en la Argentina sufren de “tránsito lento”, o tengo simplemente una ¡¡¡semana de mierrrrrrda!!!
En fin, como siempre, el tiempo dirá... el problema es que a esta altura de mi juventud, además de no ver bien tampoco escucho muy bien, así que mejor será que que en adelante el tiempo no me hable...¡GRITAMEEE!